Como madres es inevitable desear lo mejor para nuestros hijos. Nos preocupamos por su alimentación, su vida espiritual, su salud, su educación académica, su ropa... en fin ¡que no les falte de nada y que estén lo mejor posible!
Esta poesía que quiero compartir con vosotras, y que leí en el libro "Una Mujer Conforme al Corazón de Dios" (Elizabeth George), dirige nuestra atención a algo más sublime que simplemente desear lo mejor para nuestros hijos. Nos muestra la oración de una madre como el mejor regalo que ella le puede dar a su hijo.
Leedla y decidme que opináis... ¡a mí me ha dado mucho qué pensar!
Algunos han tenido a reyes en su linaje,
Alguien a quien se le rindió honor,
No fui bendecido por mis antepasados, pero,
Tengo una madre que ora.
Tengo una madre que ora por mí,
Y clama por mí al Señor todos lo días.
Oh, qué diferencia marca para mí
Tengo una madre que ora.
Algunos tienen éxito en el mundo
Y confían en las riquezas que han hecho.
Este es mi acierto más seguro,
Tengo una madre que ora.
Las oraciones de mi madre no me pueden salvar,
Sólo las mías puede lograrlo;
Pero mi madre me presentó a Alguien,
Alguien que jamás me fallará.
Oh sí... Tengo una madre que ora por mí
Y clama al Señor todos los días.
Qué diferencia marca para mí
Tengo una madre que ora.
Anónimo
Noèlia Giner
Precioso poema... y cuán cierto! Con el trajín del día a día nos olvidamos a veces que lo mejor que podemos hacer para nuestros pequeños es interceder por ellos y encomendarlos diariamente al Señor... Gracias por recordármelo! :)
ResponderEliminarEli