"Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré;
que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida,
para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo."
Salmo 27:4
Levantar a los niños de la cama, vestirlos, darles el desayuno, llevarlos a la escuela, poner la lavadora, preparar la comida, hacer las camas; barrer, fregar, recoger a los niños de la escuela y de camino comprar dos o tres cosillas que faltan para hacer la cena de esta noche; darles la comida con paciencia y amor, llevarlos otra vez al colegio, aprovechar la horilla de la tarde para completar lo que queda de la lista. Recoger a los niños por última vez en el día, socializar un rato en el parque y volver a casa para recibir a un esposo cansado de la jornada con una sonrisa en los labios. Preparar la cena, bañar a los niños, leerles una historia y ponerlos a dormir... ¡por fin!
¡"UNA cosa..."! -- dice David, y "sólo UNA cosa es necesaria" -- repitió Jesús a Marta, que como nosotras estaba "afanada y turbada" con MUCHAS cosas.
Jesús se refería a pasar tiempo a Sus pies aprendiendo de Él, que es "manso y humilde de corazón" para obtener la paz y el descanso que nuestra alma estresada necesita (Mt. 11:29-30).
Es el diario andar con Él el que hace ligera nuestra carga. Sin embargo, la urgencia de las MUCHAS cosas nos hace creer que aquella ÚNICA cosa, que jamás nos será quitada, nos roba tiempo para cumplir con las demás. ¡Qué engaño más grande! ¡Qué mentira más cruel nos hace creer el enemigo! ¿Qué cosa habrá más importante que el pasar tiempo a los pies de Jesús?
Los hijos un día marcharán, la casa ya dejará de ensuciarse tanto y las ocupaciones disminuirán. Pero UNA cosa seguirá igual: la presencia de Dios en nuestra vida. ¿Qué haremos con ella? ¿Invertiremos tiempo en las cosas que un día pasarán (1ª Jn. 5:17)? ¿O buscaremos como David el "estar en la casa de Jehová todos los días" de nuestra vida para conocerle más y más, y adorarle "en espíritu y verdad"?
Noèlia Giner
Gràcies noia... ho necessitava. :)
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