Ahora están muy de moda las cosas hechas por uno mismo o "DIY", pero un presupuesto pequeño para hacer un regalo también puede ser una buena motivación para disfrutar de las manualidades y la creatividad en casa :-) ¡Esto me suele pasar muy a menudo a mí! Y así ocurrió el año pasado cuando una de mis mejores amigas, con la que comparto este blog, cumplió años.
Eli es madre como yo y también enseña a sus hijos en casa. Compartimos muchas "batallitas" en común y me encanta escuchar todos sus buenos consejos sobre los niños y la casa. Me encanta su sinceridad, su espontaneidad y su gran sentido del humor. Y sabía que si le hacía este regalo ella lo recibiría con todo cariño... ¡porque ella es así!
Teniendo esto en mente, empecé a buscar ideas para montar una cesta personalizada y especial para mi buena amiga. ¡Y éste fue el resultado!
Sabiendo que ella es golosa y que a todo el mundo le gusta mis magdalenas caseras, horneé media docena y las puse en una bolsita bonita que combinara con los colores verde y amarillo que había escogido. Evidentemente, las magdalenas se las disfrutaría más con una buena taza de té... ¡aún más cumpliendo años en pleno invierno! Por eso, incluí en la cesta una taza con un par de bolsitas de té, y una de ellas con sabor a "Canadá", en honor a su "otro país" de origen :-)
Al lado de las magdalenas, coloqué un marcador de libro (reciclado de un calendario), por si al tomar el té y comerlas le apetecía leer. ¡Porque quien la conoce sabe que en su casa no faltan libros! Y por supuesto, también le puse una tarjetita hecha a mano para felicitarle el cumpleaños. Simplemente, seleccioné una de las fotografías recortadas que tengo guardadas y la pegué en un papel de color bonito.
Eli es muy activa y con tres niños a su cargo no para. Así que pensé en algo que la pudiera relajar al final de un día agotador. Por eso, busqué en internet una buena mezcla de sales de baño caseras que pudiera usar para poner sus pies en remojo. Para ellas compré un bote bonito de cristal que armonizara con los colores de la cesta y le puse una etiqueta escrita a mano. Sino recuerdo mal, mezclé sales de magnesio (Epsom Salt), sal marina, bicarbonato, avena y unas gotas de aceite esencial de lavanda... todo cosas que tenía por casa. Pero si queréis las cantidades exactas, mejor haced una búsqueda en Google (hay gran variedad de mezclas).
En otro paquetito coloqué unas cuantas velas de té para que las pudiera encender y hacer el ambiente más relajante todavía. Además de las sales, incluí una muestra de un serum facial que le vendría muy bien.
Para aliviar todavía más el estrés que causa el ser madre, y teniendo en cuenta su gran sentido del humor, ideé un paquetito de "anti-estrés" inmediato. Se trataba de un gran trozo de papel plástico de burbujas. Con los pies en remojo o tomándose el té con magdalenas, tendría la oportunidad de liarse a reventar burbujas de plástico sin parar, ¡así liberaría todo el estrés y más! ... Jajajaja...
Después de colocar todas las cosas en la cesta, la envolví con un papel bonito de celofán. Y así mi regalo quedó listo para la entrega que, como no podía ser de otra manera, se hizo alrededor de una buena conversación, una taza de té y otra de café :-) (bueno, en realidad fueron más de una...)
Espero que esta idea pueda ser de inspiración para ti, si quieres hacer algún regalo personalizado, diferente e inolvidable. Piensa en la persona a la que vas a regalar y trata de adecuar cada cosa a su personalidad. Te lo pasarás genial creando y para ella será algo muy especial.
Noèlia Giner
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