A veces no son las ocupaciones lo que difuminan el gozo de la Navidad... sino las mismas dificultades de la vida...
Quizás estamos atravesando un mal momento económico o algún problema en el seno familiar o quizás una crisis a nivel personal. Quizás es la tristeza de tener algún miembro de la familia lejos del Señor, o algún hijo inconverso, o un ambiente no cristiano en el que celebrar la Navidad, o un ser querido que hoy ya no está.
Aún en esto tenemos consuelo por parte de nuestro Dios, y podemos pasar unas Navidades sin estar centradas en el dolor.
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¡Qué gran regalo nos envió Dios el Padre esa noche de Navidad! No sólo nos envió a un Ser Admirable, sino que también nos regaló un Consejero, un Amigo, un Guiador.
Esa noche no nació un simple niño, esa noche vino al mundo Emanuel: Dios con nosotros. En ese niño envuelto en pañales, delicado y recién nacido, estaba la misma mente de Dios, una mente llena de sabiduría, capaz de gobernar al mundo con juicio y justicia (Is. 9:7); capaz de asesorarnos y resolver nuestras dudas y problemas; dispuesto a mostrarnos Su verdad y voluntad... Esa noche nació en Belén la misma Sabiduría de Dios hecha carne.
Dios Padre nos regaló un Consejero infalible para guiarnos a través de nuestras dificultades. ¡Y Él está muy cerca de nosotras! ¡Está tan sólo a una oración!
Si esta Navidad se presenta triste por las dificultades, por las dudas de no saber qué hacer, por la necesidad económica, por la falta de dirección en tu vida personal, sólo tienes que orar y Su Espíritu te hará saber todas Sus cosas y te enseñará, para que puedas someterte a Su buena voluntad (Juan 14:26) ¿Quién mejor para guiarnos que Aquel que posée la misma mente de Dios? ¿Quién mejor para guiarnos que el mismo Dios? Cristo conoce al Padre y sabe lo que piensa. Él posee los tesoros de la sabiduría de Dios (Col. 2:2-3)
Pero no le veo...
¡Cómo me gustaría poder sentarme a los pies de Jesús estas Navidades así como hizo María la hermana de Lázaro! Me sentaría y le rogaría por todas mis necesidades, le pediría que me explicara todas aquellas cosas que no entiendo y atesoraría Su consejo en mi corazón para ponerlo en práctica! ¡Podría oír Su voz y saber con seguridad qué decisión tomar! ¡Tendría Su consuelo, vería Su sonrisa! ¡Todo sería perfecto!
Pero no le veo todavía...
Algún día podré verle cara a cara y disfrutar con Él en un ambiente celestial. Mientras tanto, ¡no debo engañarme! Aquí también puedo estar en Su presencia y sentarme a Sus pies en adoración. ¡Sólo está a una simple oración! Aquí también puedo rogar por mis seres queridos en esta Navidad y esperar en Él y Él hará (Sal. 37:5). Y aquí también puedo recibir Su sabio Consejo, pues me lo dejó escrito palabra a palabra, letra a letra, salida directamente del aliento de Dios. ¡Sí! Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñarme, para redargüirme, para corregirme, para instruirme en justicia, a fin de que yo, como una mujer de Dios, sea perfecta, enteramente preparada para toda buena obra. (2ª Tim. 3:16-17)
¿Qué más podemos pedir estas Navidades? ¿Qué regalo es más completo que Éste? ¡Un Regalo que nos capacita para vivir la vida, para disfrutar de Su presencia sin estar físicamente ante Él, para saber qué decidir en cada situación difícil, para recibir consuelo en la tristeza, para ser llenas de esperanza con Sus promesas, para crecer más a Su semejanza hasta que llegue el día en que reinemos con Él!: El Rey perfecto, el mejor Gobernante que esta Tierra pudiera tener, el más justo, el más compasivo, el Rey vencedor. Vencedor sobre nuestro pecado, Vencedor sobre nuestra tristeza, Vencedor sobre cualquier dificultad de nuestra vida. Y nosotras, vencedoras con Él.
¡Emanuel es el mayor Regalo, el Mejor que pudiéramos recibir esta Navidad! Pero tristemente, el más olvidado... el regalo que queda escondido detrás del árbol, el que parece muy pequeño, al que no le prestamos mucho interés. ¡No somos conscientes de lo que hemos recibido! Nos traiciona lo terrenal y lo material. No nos damos cuenta del tesoro tan precioso que tenemos en nuestras manos: ¡la misma Sabiduría y Consuelo de Dios hechos carne en Navidad!
¡A Él sea la gloria en estas fiestas,
por el mayor Regalo para nosotras!
¡A Dios sea la gloria en esta Navidad,
porque se trata sólo de Él y de nada más!
Noèlia Giner
Muchas gracias Noelia por estos pensamientos me son de consuelo meditar que el Señor Jesus es nuestro Consejero y que esta dispuesto a escuchar nuestras oraciones, a El podemos ir porque es la fuente de la sabiduría. Que tanta falta me hace. Si tengo muchas ganas de parar y de pasar tiempo con el Señor en oración. Pienso que sería muy beneficio para nuestras almas.
ResponderEliminarQue el nos siga transformando.Feliz Navidad a todas!!!
Rosita
Feliz Navidad Rosa!! Me alegro que estas verdades te hayan animado y reenfocado como lo están haciendo conmigo. Ha sido mi oración poder ser de bendición, aunque yo soy la más necesitada. Deseo arrodillarme y adorar al Mesías en el día de hoy. No quiero que quede olvidado en un rincón de mi corazón. MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIR!! Me anima mucho :-) Un beso guapa!
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